¡Ellos están invitados!

AVISO

NUEVO BLOG: Un paseo en bicicleta.

S, no te pases por favor. Igual ya has desistido (me alegraré de ello), pero, por si aún persistes en leerme, te pido que no lo hagas.

Escribiendo en el examen de Derecho procesal

I just haven't met you yet. na na na There was once this guy who told me "Everything's gonna be alright".

But then I saw life, and you see, maybe he was quite mad.

There's a lot of things I would tell him, if I was ever given the chance. Right or wrong, you feel strong and go out with your so-loyal friends at night. And then get in there, that magical disco, and try to ask some lad to dance.

When he looks at your face as though you had gone nuts, and nods and smiles and says "never" and leaves, then tell me oh, genius, how life is so sweet?

Una foto bajo la cama.

Victoria es una puta que vive en la calle de las Tapias. Ahora ya no trabaja y, a veces, se sienta en su balancín, cerca de la ventana, y observa la vida desde su habitación. Le gusta pensar que no forma parte de ella, que todo ha quedado atrás.

Que no la espera más sexo sin sentido.

Pero Victoria es vieja, y ya ningún hombre se fija en ella. Conserva la belleza de su juventud, pero una fina capa de arrugas y años ha ido cubriéndola, hasta que toda ella se ha vuelto tiempo. Victoria, sí, es tiempo y lugar y persona de su vida.

Podríais pensar que Victoria es como esa princesa de Rubén Darío, y está triste y sola y no hace más que llorar y ver pasar los días. Yo mismo lo pensaría, si leyese lo que he dicho de ella.

Y, sin embargo...

Epílogo II

Ayer fue la cena. Y lo digo así, como si lo de ayer hubiese sido la rehostia. Como si lo de ayer hubiese marcado un antes y un después en mi vida.

Bueno, quizás si lo digo así es por algo. No todos los "como si" son necesariamente producto de una imaginación muy desarrollada.

Me sentí como... Como cuando se acaba una serie que te ha encantado, y te ha mantenido pegado a la pantalla del televisor durante meses, años. Pero la última temporada ha sido desastrosa, y tú has seguido ahí, al pie del cañón para ver si alguien asesinaba a los guionistas y contrataba a otros que fuesen mínimamente decentes. Yo me sentí igual.

El último episodio de esta última temporada logró poner la guinda a la temporada. La salvó, rozando ya el fin de la serie. Os explico el argumento de mi cena de ayer, así, por encima, ¿vale?

El protagonista (le llamaré V, si os parece -no va con segundas-) va a dejar de hablar para siempre al que ha sido, durante años, su mejor amigo (llamémosle M). Por otro lado, el chico del que V ha estado enamorado (será S) la cagó totalmente en el capítulo anterior, y V ha decidido que, mira, ya puestos, pues corta por lo sano con M y con S.

No me negaréis que, con este panorama, la cena promete. Llegan al restaurante, que S ha seleccionado, siguiendo con su pasión por todo lo que sea italiano. A un lado de la mesa se sientan S, otro gay (amigo del colegio de M) y el propio M; al otro lado, dos grandes amigas del grupo y V.

La cena pasa sin pena ni gloria para V, que está deseando largarse de allí porque no soporta tenerlos delante y saber que no va a verlos, prácticamente, nunca más. M, S y el otro gay parecen llevarse la mar de bien. Las dos grandes amigas no saben qué hacer, divididas entre el cariño que le tienen a V y el que le tienen a M y S.

Por suerte, esta situación no dura mucho. V se va en cuanto puede, y se pasa las siguientes 4 horas en un estado de euforia total, de pub en pub, en buena compañía. Oh, ¡eso sí que es divertirse!

¿Y qué ocurre con M y S?

Atrás queda una historia que, a medida que los créditos recorren la pantalla sobre fondo negro, comienza a desvanecerse en las mentes de los pocos telespectadores que han logrado aguantar hasta el final.

Canción de invierno.

El mundo es un pañuelo.

Nuevos ojos, nuevas bocas, nuevas caras. Manos nuevas, ideas silenciadas. Ideas muertas, acalladas.

Te descubrí hace una semana, pequeño corazón de madrugada. Tú has visto más mundo que yo, pero noto en tu mirada que lo has sufrido mucho menos.

Quizás el nuevo amanecer traiga un día menos nublado. O quizás no, pero esa opción ya no me importa. Si sale mal, ¿qué más da? Que salga, que salga como sea. Mientras siga saliendo, será porque, como mínimo, en algún momento empezó a entrar.

El mundo es un pañuelo. Un nombre nuevo que recordar, y mis puertas abiertas para recibirlo.

Abiertas de par en par.

El principito (tercera parte y fin de etapa).

"Como cuando te sumerges en el agua transparente de una playa abarrotada y, de repente, descubres un silencio nuevo, mágico, envolvente, que parece susurrar que la vida se reduce a eso.
Al amor verdadero. A la intimidad de un alma en paz consigo misma.
A uno mismo, sí."
Hasta aquí ha llegado Enamorándome de Marco. Casi he logrado alcanzar los 365 días exactos, pero una "serie de catastróficas desdichas" y unas cuantas vivencias cómicas me han hecho acabar con esto ya.

Las despedidas son mi debilidad. Todo aquél que me conozca lo sabe. Siempre me enternecen, lloro y no miro a los ojos.

Pero esta vez es diferente. Acaba una etapa, una etapa que ha tenido sus grandes momentos y, de un tiempo a esta parte, muchas noches de cigarrillos y lágrimas. Estoy cansado y tranquilo, relajado y un poco entristecido.

Pero el show debe continuar. ¡Adelante, principito!

*              *              *

El principito piensa en la fiesta que le espera el día 19. Es el cumpleaños del Sol, y la Luna y las estrellas lo han invitado a la celebración.

Pero, ¿con qué cara tiene que mirarles? Siente que todo aquello le queda cada vez más lejos, que ya sólo conoce a dos de las estrellas. Las más brillantes, las más hermosas. Pero son sólo dos, y estarán pendientes del Sol. Él tiene que ser el protagonista de esa noche.

Incluso la rosa estará presente. Es extraño. La noche en la que todo acabó por fin, él se puso a bailar en el espacio, de vuelta a la libertad. A bailar y a cantar, mientras la rosa se alejaba de él y las estrellas lo miraban y se reían. Hace sólo dos días de eso, y ya se le ha hecho una eternidad.

-Shhhh. Todo irá bien.

El principito sonríe. ¡Cada vez falta menos para la gran fiesta de despedida!

El principito (segunda parte).

-Pero, si te vas, ¿quién cuidará de mí?

-Te he dejado agua suficiente, y las estrellas fugaces se detendrán y charlarán contigo. Todo irá bien.

Y el principito alza la mirada y deja de ver a la rosa, que tiembla de miedo bajo su pequeña burbuja de cristal. "Todo irá bien", le susurró un cometa al pasar, mientras él lloraba desconsolado. La rosa no le quería, y el pequeño planeta (apenas un asteroide) en el que vivía lo ahogaba, no le dejaba olvidarla.

Pero todo irá bien.

-No te preocupes, rosa -añade el principito. La rosa le mira a través del cristal brillante, y no deja de temblar.- No te preocupes.

Y el principito da un salto, un pequeño salto, y ya flota en el espacio. Por primera vez en mucho, mucho tiempo, el principito sonríe de verdad. Con ganas.

A medida que su pequeño planeta queda más y más atrás, la rosa empequeñece y deja de ser importante. Nada puede borrar ahora la sonrisa del principito.

Las estrellas lo miran y ríen en voz baja, y se miran entre ellas y se dan codazos de complicidad. "Ahí va el principito, vagando por el espacio como en los viejos tiempos".

No, nada de vagar. El principito tiene muy clara una cosa: ante él tiene la anhelada, buscada, infinita libertad.

-¡Adiós, rosa!
 
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